La inmanencia del mundo se manifiesta en diversas formas, colores, imágenes.

La percepción humana de la realidad se transmite en particular a través de los aspectos visuales, que impregnan la vida cotidiana: miradas, videos, escritos, fotografías, películas, observaciones...

El mundo animal es igualmente sensible a la visión ocular, especialmente en el contexto de los instintos de caza o de lucha y huida.

Sin embargo, los animales también asocian otros sentidos desarrollados hiperbólicamente con la supervivencia y las necesidades primarias: principalmente el olfato y el oído.

El universo vegetal capta estímulos internos y externos a través de solicitaciones que devuelven información vibracional y frecuencial similar a los órganos de los sentidos.

La especie humana, además de sacar del lenguaje su peculiaridad, ha hecho de los estímulos visuales una forma casi exclusiva de comunicación.

A veces se trata de una comunicación puntual, escrutadora, voyerista. En resumen, el ver se ha convertido en una mirada sentenciosa, solipsista, separativa.

Afortunadamente, en biodanza, y más allá, la mirada ha vuelto a acariciar los contornos, los matices, las dimensiones.

A los ojos abiertos se unieron visiones 'más allá', con los ojos medio cerrados o incluso cerrados.

Las performances visuales se han abierto en suaves posibilidades de captación de la realidad en encuentros olfativos, en sonoridades auditivas, en toques cálidos.

La vivencia recorre la concreción geométrica del antes y el después: el 'aquí y ahora' permite integrar progresivamente la singularidad de cada uno.

Incluso la conducción en Biodanza se apoya en visiones 'más allá': la teoría del sistema y la metodología presuponen intuiciones, sensibilidad, delicadezas...

Si entonces el facilitador, como uno de los dos oradores de la conferencia, es una persona con discapacidad visual, eso es todo.

Se abren horizontes de plena integración: tacto y contacto, presencia y ligereza, todos los sentidos agudizados se revelan en una fusión grupal.

El líder 'siente' al grupo de forma intuitiva y creativa, el grupo retroalimenta al facilitador con la misma confianza y trascendente disponibilidad.

La humanidad se convierte en una comunidad humana, donde el vínculo no es un valor social, cultural, moral, sino fuertemente biocéntrico, biológico.

¡Ver para creer!